(De la Redacción, por Salto Hoy) - La madrugada del 17 de septiembre de 1999 terminó de la forma más sangrienta en la historia de la localidad bonaerense de Ramallo, distante a 100 kilómetros de Salto. En sólo 36 segundos los policías bonaerenses y federales dispararon 170 veces: el Volkswagen Polo recibió 46 balazos. Como consecuencia, murió en el acto el jefe de la banda que asaltó la sucursal del Banco Nación (BNA), pero también dos de los rehenes usados como "escudos humanos". El jefe de la banda, Javier Hernández, tenía el dato de que en la sucursal del BNA en Villa Ramallo había $30 mil en los mostradores y $100 mil en el tesoro. No era un botín menor: en la época del "1 a 1", bajo la convertibilidad, los ladrones esperaban llevarse 130 mil dólares en pocos segundos, pero alguien salió mal. Una testigo llamó a la Policía Bonaerense y la toma de rehenes duró 20 horas. El juez federal de San Nicolás, Carlos Villafuerte Ruzo, se hizo cargo de la negociación con los delincuentes mientras que el ministro de Seguridad bonaerense, Osvaldo Lorenzo, ordenó el inmediato despliegue de grupos especiales de la Policía Bonaerense. También colaboró el Grupo Especial de Operación (GEOF) de la Policía Federal (PFA). Los asaltantes no podían salir: estaban rodeados. La negociación funcionaba: al principio, el magistrado consiguió que los ladrones liberaran a algunos de los clientes que habían tomado como rehenes. A las 21 horas dejaron salir a dos más; a la medianoche, a otro. A cambio, las autoridades tenían que entregar información para que los delincuentes pudieran acceder al tesoro. Los otros rehenes, que no subieron al auto, a la salida del banco (Foto: DYN). El periodista Christian Sanz publicó un libro, Maten al hijo del Presidente, en el que aseguró que la banda de Hernández, además de la plata, buscaba en el tesoro una valija que presuntamente era de Carlitos Menem, hijo del entonces presidente, y que tenía información sobre los presuntos negocios de armas y drogas entre la Argentina y Siria. Para sostener eso, recordó que un preso, Hugo Sánchez Trotta, quiso declarar lo que decía saber sobre el caso. Cuando recuperó la libertad, lo mató un policía. Su hermano, Antonio Emilio, sí pudo declarar ante el juez pero también fue asesinado. Sin embargo, de eso se habló mucho después. Es de noche en Ramallo y la toma de rehenes sigue adelante. Mientras el negociador continuaba la conversación con Martín Saldaña, sus cómplices aprovecharon para escaparse en el Volkswagen Polo. Arriba subieron los ladrones Javier Hernández y Carlos Martínez. Sobre ellos llevaban, como "escudos humanos", al gerente del banco, Carlos Cháves, al que le habían puesto un pan de explosivo trotyl en el cuello, y a su esposa Flora Lacave. También iba el contador Carlos Santillán. En ese instante, los bonaerenses y los federales abrieron fuego. El jefe táctico del Grupo Halcón, Gerardo Ascacibar, había dado la orden de disparar. En el juicio dijo que antes les había pedido: "Si hay que disparar, disparen a las gomas". El tribunal no lo condenó. Los balazos, sin embargo, terminaron con las vidas de la mayoría de quienes iban en el auto. Solo se salvaron la rehén Flora y el ladrón Martínez. El día después Martín Saldaña, el asaltante que se había quedado dentro del banco, fue detenido, pero al día siguiente fue encontrado ahorcado en una celda de la comisaría 2 de Villa Ramallo. El Tribunal Oral Federal (TOF) 1 de Rosario condenó en 2002 a Martínez, único ladrón que sobrevivió a la masacre, a 24 años de prisión por su participación en el asalto al banco. Los condenados en el primer juicio por la masacre de Ramallo (Foto: Noticias Argentinas). También sentenciaron al cabo primero Aldo Cabral a 17 años de prisión por haber entregado a la banda un handy del Comando de Patrullas de San Nicolás y planos del Banco Nación. Y al exsoldado voluntario del Ejército, Jorge Aguilar, a 15 años, por aportar el pan de trotyl que terminó colgado del cuello del gerente. Dos años más tarde, el tribunal sentenció a siete agentes de la Policía Bonaerense a pasar de entre 2 a 20 años de prisión por haber asesinado a dos rehenes y un ladrón abordo del Volkswagen Polo en las inmediaciones del Banco Nación. El TOF además le ordenó al juez Villafuerte Ruzo investigar la responsabilidad del jefe táctico del Grupo Halcón, pero Gerardo Ascacibar continuó en la fuerza: el 12 de julio de 2016 lo ascendieron a comisario mayor.