Sociedad

Discriminación a pacientes positivos con Covid-19 en Salto: "a muchos los han dejado sin trabajo", dijo la doctora Myrna Rebottaro

La directora del Hospital "Pte. Juan Domingo Perón", Myrna Rebottaro, habló del daño que sufre la gente positiva de coronavirus por la discriminación. "A muchos los han dejado sin trabajo; los han dejado de saludar y hasta han dejado de ser solidarios con ellos", dijo la Dra, Rebottaro. 

  • 22/07/2020 • 13:42

*Por Jonathan Rivera (@Joona_Rivera) 

La situación de pandemia que atraviesa gran parte del mundo, y de la que Argentina no ha podido escapar, supone un evento crítico que modifica la vida cotidiana de las personas, como los modos de organización y respuesta de los sistemas sanitarios y sociales en su conjunto.

Durante la conferencia de esta mañana, la Dra. Rebottaro analizó la crítica situación que atraviesan algunos pacientes, estigmatizados y discriminados a partir de ser positivos de coronavirus. 

La peligrosidad del COVID-19 es la discriminación que recibe la población diagnosticada, sus familias, los casos sospechosos y el personal de salud.

La directora del Hospital "Pte. Juan Domingo Perón" sostuvo que "el equipo de salud mental que llama a los pacientes positivos de Covid, ha marcado el importante daño que sufre la gente positiva, sobre todo por la discriminación". 

"A muchos los han dejado sin trabajo; los han dejado de saludar y hasta han dejado de ser solidarios entre vecinos", expresó Rebottaro, al tiempo que remarcó: "Lo único que cambió entre esa persona (positivo) y yo, es que esa persona padeció una enfermedad. Y si ese señor/a está caminando por la calle es porque está curada. ¿De qué la estamos acusando?.", se preguntó.

"Siempre digo que en vez de pensar 'a mí no me va a pasar´ lo mejor sería preguntarse ¿Por qué a mí no?; y creo yo que si todos nos preguntáramos eso actuaríamos de otra manera", concluyó la dirctora del nosocomio. 

Expertos han comprobado que el temor y la angustia frente a la posibilidad de ser discriminado suele llevar a la persona a no recurrir a los sistemas de salud e incluso ocultar sus síntomas, retardando la intervención médica, poniéndose en riesgo a sí mismo y la de su entorno, y vulnerando una de las estrategias fundamentales en esta etapa: la detección precoz.

En el caso de personas que fueron diagnosticadas con COVID-19 y sus familias han sufrido y padecido lo propio de la enfermedad junto al maltrato, el rechazo y las agresiones de otros, a veces vecinos, conocidos, hemos observado actos concretos donde han dañado sus casas, autos y han agredido verbalmente y en redes sociales a cada persona que tuvo que transitar por la enfermedad. Otro tanto está enfrentando el personal de salud.

A raíz de lo expuesto se puede inferir que las respuestas que las poblaciones tienen frente a la enfermedad suelen estar determinadas por la medida de lo imprevisible y del riego de contagio percibido.

En esta ocasión las características del COVID-19 y sus consecuencias en el mundo han llevado a desarrollar respuestas basadas en el temor y el alto riesgo, contribuyendo al rechazo social.

Sumado a esto, el conocimiento del lugar de inicio, la saturación de datos provenientes de otras regiones, favorecen la creencia de que esto “pertenece a otro lugar”. Culpar a un otro por las epidemias es un lugar común a lo largo de la historia.

Podemos tener una comprensión del desarrollo de ciertas reacciones sociales a las cuales es necesario redirigir a formas saludables de vincularnos. Tan dañino puede ser un virus como una pauta arraigada de conducta estigmatizadora. 

Necesitamos construir un distanciamiento físico desde la amabilidad y el cuidado en lugar de simplemente desarrollar el miedo a la infección por COVID-19.