El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, mantuvo una reunión con los intendentes de los municipios de la Costa en la que definieron, en forma conjunta y por el momento, no adoptar medidas restrictivas debido al aumento de casos de coronavirus. La decisión se tomó luego de dos horas de reunión en la que todos los presentes coincidieron en aumentar los controles en la calle, las playas y los locales gastronómicos, y hacer cumplir en una forma más estricta los protocolos vigentes que se diseñaron en los meses previos al comienzo de la temporada. “Hoy no estamos en una situación de emergencia. No queremos que se contagie todo el mundo hasta que se ocupen las camas. Hay que evitar los contagios. Hay que fortalecer los controles y pedir a la población que vuelva a cuidarse como lo hacía en los peores momentos. Estamos llegando a una situación que puede volverse crítica”, explicó Kicillof en una conferencia de prensa posterior a la reunión. Desde el gobierno provincial admitieron que aún “hay margen” para revertir la situación sanitaria y que para que eso ocurra, debe cambiar el comportamiento de la gente. Por eso harán mayor hincapié en la comunicación y la prevención. Son llamados de atención, señales de alerta que necesitan que la gente decodifique con precisión. Pero, en paralelo, aceptan que la decisión de no tomar medidas restrictivas puede cambiar la próxima semana. “Todo es muy dinámico”, repiten. La semana entrante recién empezarán a ver en la curva de contagios el impacto de las reuniones que hubo durante las fiestas de fin de año. El Gobernador va a esperar a tener la reunión con Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta, que será antes del fin de semana, para hacer una evaluación conjunta sobre lo que está sucediendo en el AMBA y, a partir de ahí, evaluar una medida restrictiva. Lo que deben evaluar aún es si una potencial medida debe ser aplicada de igual forma en el conurbano y la Costa. Son dos realidades distintas. “Si hay que tomar alguna decisión, la vamos a anunciar la semana que viene”, indicó. La decisión de aumentar los controles, sobre todo durante la noche, está vinculada a poder evitar medidas restrictivas más drásticas. El mayor problema que tienen los intendentes son las reuniones privadas y las que los jóvenes hacen en las playas. El objetivo es monitorearlas más de cerca para poder evitarlas. La reunión tuvo momentos de tensión debido al intercambio de pareceres sobre cómo continuar con la temporada. El contrapunto principal fue entre los representantes del Gobierno y los intendentes Guillermo Montenegro y Martín Yeza, ambos de Juntos por el Cambio. “No quieren tomar medidas pero tampoco proponen nada. Y aceptan que le está costando llevar adelante los controles”, indicó a Infobae un funcionario de Ejecutivo bonaerense, que también explicó que “los test PCR que propuso Montenegro ya sabemos no dan resultados”. Además, sostuvieron que los casos en Mar del Plata y Pinamar están aumentando cada semana. Antes del inicio de la temporada el Gobierno decidió no testear en los ingresos porque consideró que esos resultados solo iban a ser una foto del momento. Después, esas personas podrían contraer el virus durante su estadía en el destino turístico. Por eso los testeos no son una opción viable para complementar los controles. En el gobierno bonaerense ya sabían que los jefes comunales de Juntos por el Cambio no estaban de acuerdo con una posible medida que restringiera la circulación durante la noche porque entendían que perjudicaría la actividad comercial, una de las más afectadas durante la pandemia. En una entrevista con Infobae, el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, sentó una postura. “No veo posible generar algún tipo de cierre violento y terminar la temporada de verano. No creo que se pueda cerrar ninguna actividad. Pero no es que no se pueda, creo que no se debería. Hay muchas alternativas previas para llegar al cierre”, explicó. Martín Yeza, el jefe comunal de Pinamar, se mostró en la misma línea en la previa de la reunión. En diálogo con este medio aseguró que “un toque de queda sería una decisión no comprendida por los comerciantes que la han remado y que hoy son los grandes socios del Estado para tener actividades con protocolos”. Hay jefes comunales - sobre todo los del oficialismo- que están dispuestos a apoyar las medidas que hagan falta con el único fin de que no se levante la temporada, una idea que descartan en el gobierno bonaerense. En La Plata saben que las medidas que se tomen debe ser focalizadas para generar el menor perjuicio posible a los municipios de la costa, que durante todo el año suelen vivir de lo que recaudan en la temporada. Si bien el foco de preocupación está en el desarrollo de la temporada de verano en la costa, la curva de contagios de COVID-19 también empezó a crecer en las localidades más pobladas del Conurbano. Por eso todos los intendentes de la provincia fueron invitados y se sumaron a la reunión después de la primera hora. Por parte del Ejecutivo bonaerense participaron el ministro de Salud, Daniel Gollan; el viceministro de esa cartera, Nicolás Kreplak, el jefe de Gabinete, Carlos Bianco, el ministro de Seguridad, Sergio Berni; el ministro de Producción, Augusto Costa, y la ministra de Comunicación, Jesica Rey. Los intendentes de la Costa que estuvieron presentes fueron Sebastián Lanantuoni (General Alvarado), José Rodríguez Ponte (General Lavalle), Carlos Santoro (General Madariaga), Juan Manuel Álvarez (General Paz), Guillermo Montenegro (Mar del Plata), Cristian Cardozo (Partido de la Costa), José Paredi (Mar Chiquita), Alejandro Dichiara (Monte Hermoso), Martín Yeza (Pinamar), Sergio Bordoni (Tornquist), Carlos Sánchez (Tres Arroyos) y Gustavo Barrera (Villa Gesell). La principal opción que se barajaba en el gobierno de Kicillof era la implementación de un toque de queda nocturno. Es decir, cortar el movimiento durante la noche, cuando la gente se reúne en fiestas privadas y lugares gastronómicos, con el fin de evitar la circulación del virus. Pero después de dos horas de debate, esa posibilidad quedó en el camino. Al menos, esta semana. También aparecía en el horizonte la posibilidad de reducir la cantidad de gente que pueda entrar en los locales gastronómicos o comerciales. Y es en ese punto donde harán mayor hincapié. Más controles. De eso se trata. La intención no es volver al punto de partida que tuvo lugar el 19 de marzo. Los gobiernos de la Nación y la provincia trabajan sobre la comunicación con el objetivo de generar conciencia. Esa exposición se incrementará en los próximos días. Más información para que la gente entienda la gravedad del rebrote que está en marcha. En la provincia descartan la posibilidad de cerrar completamente la temporada. “Hay cero chances de que eso suceda”, graficaron cerca del gobernador. Esa misma idea expuso el ministro de Turismo, Matías Lammens, durante su visita a Villa Gesell en la mañana de este lunes, aunque aclaró que la continuidad de las vacaciones dependerá del comportamiento de la gente en la Costa. “La idea nuestra no es cerrar la temporada, pero sí seguir insistiendo en la responsabilidad individual. Cuando esto no alcance, garantizar que haya una presencia del Estado que le diga al ciudadano cómo tiene que actuar”, explicó durante una recorrida con el intendente local, Gustavo Barrera. Además, aseguró que las restricciones que “eventualmente se tomen” van a tener que ver con reducir el riesgo de las grandes aglomeraciones, pero no con la suspensión de la temporada. Fue Barrera uno de los primeros en expresarse cuando terminó la reunión. Lo hizo a través de sus redes sociales. “Por el momento no vamos a tomar nuevas medidas restrictivas. Es fundamental que cumplamos y hagamos cumplir las medidas de cuidado e higiene preventivas establecidas para evitar la propagación del COVID-19 y tener la mejor temporada en el marco de la pandemia”, indicó. A partir del 15 de diciembre las autoridades sanitarias de la provincia comenzaron a ver que la curva de contagios crecía nuevamente. Los casos aumentaron día a día hasta llegar, el 29 de diciembre, a 4.417 casos, el pico del último mes. Antes de ese día, tanto desde el gobierno bonaerense como de los municipios anticiparon que el principal problema eran las fiestas y reuniones clandestinas, además del relajamiento de la gente con los cuidados básicos. “Por ahora no está en riesgo de saturación pero cada día se ocupan más camas de las que se liberan”, indicaron desde la gobernación. Esta semana los ministros, las autoridades sanitarias y los intendentes cruzarán mensajes en más de una oportunidad. Será una semana de definiciones. Lo blanqueó Kicillof durante la conferencia. En el comienzo de la próxima semana puede haber medidas. Las decisiones son dinámicas y están atadas a la situación sanitaria. Fuente: Infobae