La confirmación de las últimas horas sobre la muerte de Facundo Astudillo Castro precipitó simultáneamente un cambio en la investigación para descubrir qué pasó con este chico de 22 años. La incorporación de dos nuevos fiscales -incluido el jefe del que hasta ahora llevó la causa federal- se lee a la vez como un mensaje de falta de confianza de las autoridades del Poder Judicial hacia Santiago Ulpiano Martínez, recusado dos veces por la familia de la víctima, tanto como el respaldo de la Justicia a la mamá de Facundo, algo que hasta ahora no había ocurrido. Traducido en los movimientos del expediente a partir de la triste noticia, se espera que esto signifique un nuevo rumbo en el caso, con el foco en la desaparición forzada. No habrá imputaciones ni detenciones instantáneas porque es un caso de largo aliento. Pero sí se espera que los investigadores desde ahora orienten con un poco más de determinación (por llamarlo de manera sutil) la mirada del Estado hacia la hipótesis principal, que vincula la muerte de la víctima con la Policía Bonaerense. Así como el fiscal federal de Bahía Blanca Ulpiano Martínez nunca recibió a Cristina Castro, con el desembarco de Andrés Heim, titular de la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN), y Horacio Azzolin, actual fiscal general ante la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca y especialista en ciberdelincuencia, tendrán en cuenta, prometen, los reclamos de la mujer. Y también la información que ella aporte. El nuevo escenario será “con la familia” y con ambas querellas; la particular de los abogados de Cristina Castro y la institucional, de la Comisión Provincial por la Memoria. “Los fiscales son los acusadores públicos y ellos son los acusadores privados. Se va a trabajar en conjunto”, explicaron a Infobae fuentes del caso. Quienes manejan la investigación hablan de una “reorientación”, mientras esperan los resultados de la autopsia, que estarán a fin de mes y aportarán información trascendental sobre dónde murió Facundo y en qué circunstancias. No se va a descartar la hipótesis secundaria, la que se sostiene en que Facundo pudo haber muerto después de pasar los controles policiales porque una testigo dijo que lo llevó en su camioneta hasta un cruce con las vías y que él caminó por allí hacia el estuario con el fin de evitar el control de Gendarmería. Esa declaración, cuestionada por la querella, saca la sospecha sobre la Policía. Y el nuevo enfoque, si bien considera a la testigo como válida, apunta especialmente a la secuencia de lo ocurrido entre los pueblos Mayor Buratovich y Teniente Origone. Entre esos 23 kilómetros podría estar la información clave para saber qué responsabilidad tuvieron los agentes que lo pararon en ambos accesos. En esa línea, el rol de Siomara Flores en la trama será revisado con una lupa especial. Se trata de la agente que declaró que lo llevó en su auto particular de un lugar al otro, que además es hermana de otra policía implicada y que el 8 de mayo borró el WhatsApp y cambió el teléfono. En su aparato se descubrió que tenía una captura de pantalla de las redes sociales de la mamá de Facundo tomada el 1 de mayo, un día después de su desaparición. El nuevo trabajo sobre los más de 12 cuerpos del expediente será casi como barajar y dar de nuevo. Para la querella los hechos están llenos de puntos de sospecha: desde los movimientos de los policías el 30 de abril, pasando por el souvenir hallado en el destacamento de Origone, hasta el hallazgo de restos humanos a 2.000 metros del lugar donde encontraron el cadáver de Facundo. Este último punto fue una novedad horas antes de la confirmación que los restos eran de Castro. Un cuerpo hasta ahora NN que tendría mucho tiempo en descomposición, lo que aumenta el aspecto curioso de esta novedad: “¿Es ese lugar un depósito de cadáveres?, ¿o también fue plantado para confundir?, ¿o también fue alguien que tuvo un accidente?”, planteó con ironía Luciano Peretto, uno de los abogados de Cristina Castro. Otro dato inquietante: el lugar del hallazgo del nuevo cuerpo es próximo a donde se detectó un movimiento extraño de un patrullero de la policía de Bahía Blanca. “Se pondrá en escena toda la información que hay para ver qué falta, qué se consideró y que no, y qué llama la atención”, explicaron fuentes del caso. Para dar otros ejemplos: todavía no se sabe cómo fue la cadena de comunicaciones de los policías en la zona en esos días. Nunca se incorporaron al expediente las modulaciones de las radios móviles (los handys) de la Bonaerense en esa zona y no se sabe por qué. Tampoco hay análisis hechos a la información sobre la geolocalización de los patrulleros. “Hay testigos de identidad reservada que tienen más información para aportar y no se los llamó”, contó una fuente con acceso al expediente. Por lo pronto, un día antes de que Cristina fuera informada oficialmente de la identidad del cuerpo hallado el 15 de agosto en el estuario de Villarino Viejo, Ulpiano Martínez, Heim y Azzolin se juntaron con la mamá de Facundo y sus abogados. Armaron algo que hasta ahora había sido inédito: una reunión de trabajo. “La querella no puede estar ausente en el caso, más allá de las diferencias. Esto se resuelve procesalmente. Hay que estructurar toda la información que hay”, explicaron los expertos. En ese reinicio de la investigación, la Policía Federal con sede en Bahía Blanca también perderá el protagonismo que le dio Ulpiano Martínez. “Ahora el Ministerio Público fiscal concentrará la investigación y no delegará el trabajo en las fuerzas”, aclararon. Es que creen que la Policía genera el obvio rechazo de Cristina Castro por la posible endogamia que puede haber entre Federal y Bonaerense en un territorio pequeño como aquel. Para los nuevos investigadores es elemental contar con el apoyo de la mamá de la víctima, la consideran la principal fuente de información. “La gente que se le acerca a la madre, los que empatizan y solidarizan”, comentaron. Por eso buscarán generar un vínculo de confianza. La PFA seguirá como auxiliar de Justicia pero ya no fijará cursos de acción de la investigación. “La familia no puede sentarse con los policías, se rompe el manual de investigación de una desaparición forzada”, comentó un conocedor del paño de la violencia institucional a este medio. Los abogados de Cristina Castro, Luciano Peretto y Leandro Aparicio celebraron la llegada de Heim y Azzolin, decidida por el Procurador Federal Eduardo Casal. Para la querella Ulpiano Martínez nunca tomó el caso como desaparición forzada. El fiscal federal siempre se defendió diciendo que investigó ambas hipótesis pero que la querella cada vez que él intentó acercarse le mordieron la mano. Ahora se buscará, de mínima, según prometen, descartar esos ruidos. Los investigadores quieren mejorar la investigación a los policías Mario Sosa, Jana Curuhinca, Siomara Flores y Alberto González. Quieren saber qué policías trabajaron en los destacamentos ese día, con quiénes hablaron los implicados, qué desplazamientos hubo en esas horas. Una de las primeras novedades del nuevo “trinomio” de investigación fue que se analizó el nuevo teléfono de Flores, algo que no se había hecho antes, llamativamente. La Dirección de Apoyo Tecnológico de la Procuración (DATIP) revisó las extracciones que hizo la PFA en el aparato y encontraron errores u omisiones. La más fuerte: una captura de pantalla de Facebook que hizo Siomara Flores a un posteo de Cristina Castro del 1 de mayo. Un elogio de Cristina a unos policías, curiosamente. También quieren escuchar las preguntas que tenga la querella. Y tratar de responderlas. Por ejemplo, por qué no se rastrilló antes el lugar exacto donde apareció el cuerpo. También, qué dice el teléfono del propio Facundo, que se activó cerca de las 20 del 30, cuatro horas después de cruzarse con los policías, con un mensaje de él a un amigo. Les inquieta la cercanía que hay de una antena con la comisaría de la Policía Local de Bahía Blanca de donde se secuestró un patrullero porque se detectó que estuvo en la zona donde apareció muerto Facundo el 8 de mayo, el mismo día que Siomara Flores borró el WhatsApp. También les inquieta el rol del policía Alberto González, el último que lo vio vivo antes de, supuestamente, la testigo H pasadas las 15.30 en Teniente Origone. En el destacamento donde trabaja González apareció el souvenir que Cristina identificó como de su hijo. Pero los policías dijeron que Facundo nunca estuvo ahí. Ese agente tenía anotado en su libreta el nombre de Facundo, su DNI, su domicilio. También el nombre de su ex novia y la dirección de su casa, el lugar a donde Facundo quiso llegar antes de morir. González también escribió en su libreta, arriba de todo, los datos de la testigo H. Los nuevos investigadores quieren saber por qué.