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Sin celulares ni contacto con otros presos: así son días de los rugbiers que mataron a Fernando en Villa Gesel

Se cumplieron cuatro meses del brutal asesinato de Fernando Báez Sosa en la localidad balnearia de Villa Gesell. Así viven los días en la cárcel los ocho rugbiers acusados del hecho. 

  • 19/05/2020 • 11:18

A cuatro meses del asesinato de Fernando Báez Sosa, Javier Thomsen, padre de Máximo, uno de los rugbiers detenidos por el crimen dijo que su hijo “está pagando, privado de su libertad” y contó que a él y a los otros siete detenidos por el hecho "les gritan asesinos” cada vez que salen al patio de la Alcaidía La Plata N°3, en Melchor Romero, con un encierro ordenados por el juez de Garantías de la causa, David Mancinelli, que requirió su prisión preventiva, confirmada a mediados de abril por la Cámara de Apelaciones de Dolores con la calificación de “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas” y por las lesiones que sufrieron los amigos de la víctima, algo que podría depararles a los acusados una condena de prisión perpetua.

Thomsen contó en declaraciones a la agencia Télam que ni Máximo ni Ciro Pertossi, Blas Cinalli, Enzo Comelli, Ayrton Viollaz, Luciano Pertossi, Matías Benicelli y Lucas Pertossi, tienen en su poder teléfonos celulares como muchos de los detenidos en esa unidad, luego de que la Justicia permitiera el ingreso o blanqueo de aparatos clandestinos para que los detenidos se comuniquen via WhatsApp con sus familias ante el cierre de las visitas en todo el sistema penitenciario por la pandemia del coronavirus.

Sin embargo, el hombre reconoció que puede hablar con su hijo una hora por día, ya que los acusados tienen acceso al teléfono de la alcaidía para que cualquiera de los detenidos en ese sector se pueda comunicar con su familia.

“Los chicos no pueden acceder a algunos objetos por la presión mediática que hay contra ellos. Todos tienen celulares menos ellos”, expresó el hombre, quien agregó que los ocho están alojados juntos en el mismo sector, en celdas de a dos, “en una alcaidía donde todas las personas están procesadas sin condena y no tienen contacto visual con otros presos”.