No estaba enferma, ni mucho menos del coronavirus como corrió en algunas versiones antojadizas. Simplemente se recostó a dormir una siesta en su casa en Olivos y ya no se levantó más. Vivía sola, con una persona que la asistía. Silvia Legrand, la gemela de Mirtha Legrand, murió este 1° de mayo, a los 93 años, de muerte natural y sin síntoma alguno. Estaba en perfecto estado de salud. El último verano compartió en Mar del Plata actividades sociales con su hermana y amigos. En las últimas semanas, como le sucedió al resto de los argentinos, cumplió la cuarentena sin salir de su domicilio. No tan salidora y mucho menos noctámbula que Mirtha, sin embargo Silvia conservaba un grupo de amigas con las que solía verse y hablar por teléfono. Tan conversadora, o hasta quizás más que su hermana, estaba al tanto de todo y le gustaba estar bien informada. Recortaba de los diarios aquellas notas que le interesaban y hasta las marcaba y hacía fotocopias para distribuirlas entre sus allegados cuando le impactaban por algo en particular. Muy conectadas las gemelas se hablaban a diario y lo hicieron por última vez la noche previa a la muerte. Por la cuarentena tampoco podían verse y el médico personal le prohibió a Mirtha trasladarse al domicilio de su hermana. Tristezas extras que deparan esta larga cuarentena.