La pandemia en la Argentina entra en un momento crítico. Los nuevos casos confirmados de COVID-19 desde febrero 2021 hasta hoy reflejaron un estancamiento en los contagios, y este dato que en otro contexto hubiera podido interpretarse como algo auspicioso, se convirtió en una mala noticia. Sobre todo cuando se apalanca en el “efecto pinza” que a la gestión local de la pandemia le imprime el ritmo lento del proceso de vacunación y la escasez de dosis disponibles para achatar la curva de casos y apuntar a bajar la mortalidad, como principal estrategia sanitaria. El escenario pandémico en suelo argentino se complejiza con el acecho de los riesgos del cambio de estacionalidad -la llegada del otoño- inverno- y la eventual segunda ola de contagios por coronavirus propulsada por la propia transmisibilidad local y las nuevas cepas o variantes. Especialmente la variante P1 del SARS-COV- 2 , proveniente de Manaos, Brasil, que ya perforó las fronteras argentinas y llegó con casos a las provincias de Córdoba y Tucumán. Lo peor es la falta de “piso de inmunidad”, es decir, el hecho de no lograr las cifras mínimas de vacunación en los cuatro grupos más esenciales y vulnerables que deben recibir la vacuna, que son el personal de la salud, las personas de 18 a 59 años con factores de riesgo o enfermedades asociadas, las personas de 60 o más años y el llamado personal estratégico. No avanzar con la vacunación sostenida de estos grupos en las 24 jurisdicciones del país genera que no se pueda detener la mortalidad, ni tampoco la transmisibilidad exponencial del virus (los contagios que provocan la enfermedad COVID-19 y eventualmente pueden llevar a la muerte). Los expertos ya advierten el riesgo de que los enfermos sean muchos más por la segunda ola durante el otoño y el invierno venideros, y porque sólo el 12% de las personas mayores de 60 -que pueden sufrir más complicaciones y muerte- se han podido vacunar ya que el Plan Nacional de Inmunización que empezó en diciembre avanza lento. Además, se está reduciendo la cantidad de tests que se hacen para detectar el virus y que permiten que las personas conozcan el diagnóstico y avisen a sus contactos para que se mantengan aisladas y eviten contagiar a otros. “Se registró una curva estancada de casos confirmados durante el último mes. Pero hay ahora un leve aumento con respecto a la semana anterior”, dijo a Infobae Eduardo López, médico infectólogo y profesor de vacunología de la Facultad de Medicina de la Universidad del Salvador. “Argentina entra en el otoño con una meseta alta de casos. Con el otoño se dará una segunda ola de casos, y el riesgo es que las personas mayores aún no están vacunadas. Se sabe que el 84% de las muertes ocurren en personas mayores de 60 años y eran uno de los grupos priorizados en el plan de vacunación. Pero si no vacunamos a ese grupo antes de que llegue el invierno. Argentina podría tener una mayor ocupación de camas y aumentar nuevamente los fallecimientos”, subrayó. Solo se vacunó al 12% de las 7,4 millones de personas mayores de 60 que deberían recibir la vacuna para evitar que sufran complicaciones. A la amenaza de más casos de COVID-19 por la llegada del otoño en Argentina, se suma un efecto colateral de impacto social y que resquebraja las medidas epidemiológicas: hay cada vez más gente que sufre la llamada “fatiga pandémica” y se ha relajado en el cumplimiento de los cuidados como el uso del barbijo, el distanciamiento social y los diversos protocolos en reuniones familiares, lugares de trabajo, entretenimiento y bares; con la amenaza latente de que haya más afectados con las nuevas variantes del virus SARS-COV-2 -la de Gran Bretaña (B.1.17), Brasil (P1), Sudáfrica (B1.1351), Nueva York (B.1.526). Y que los especialistas han calificado que son entre un 30 a un 50% más contagiosas y aumentan el riesgo de muerte: ya se han detectado en Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Tucumán. Personal de enfermería del sistema de salud vacuna a adultos mayores de 60 años como parte del plan masivo de vacunación contra la covid-19, hoy en el colegio Isabel Herrera de Obaldia, en el corregimiento de San Francisco, en Ciudad de Panamá (Panamá). EFE/Carlos Lemos El Gobierno espera con ansias entre 300.000 a 500.000 dosis de la vacuna Sputnik V que arriben en los próximos días a la Argentina. Pero se desconoce aún las fechas precisas de las futuras entregas del resto de las vacunas compradas por el Gobierno a laboratorios privados y las otras que arribarán a través del mecanismo COVAX con la OMS. El caso más elocuente es la demora de las vacunas compradas al binomio científico Oxford-AstraZeneca -con la participación en la fabricación del principio activo de la local mAbxience/Grupo Insud que iban a llegar a fines de marzo 2021 -son 22,4 millones de dosis los acordados en la compra - y donde la biotecnológica argentina ya envió 25 millones de dosis al laboratorio mexicano Liomont, encargado de la terminación y envasado final de la vacuna para toda la región y que por falta de un insumo fundamental como el vidrio tiene “parada” la distribución de la vacuna. Según pudo saber Infobae, el Ministerio de Salud de la Nación tuvo diálogo con el Reino Unido para evaluar con más datos la posibilidad de aplicar una sola dosis para acelerar la vacunación. A nivel global, gran parte de los laboratorios tienen dificultades de entrega y los países desarrollados se han acaparado el 90% de las dosis. En diálogo con Infobae, Tomás Orduna, jefe del Servicio de Medicina Tropical y Medicina del Viajero en el Hospital Muñiz, comentó: “Los casos diarios siguen estando altos para el fin del verano. Llegará el otoño con mayor riesgo de más casos. El COVID-19 está condicionando a la especie humana. Se va a extender este año porque para poder pararlo deberíamos tener las dosis de vacunas suficientes que permitirían alcanzar la inmunidad de rebaño. Además, aún no sabemos cómo se van a comportar las nuevas variantes del coronavirus. Necesitamos redoblar las medidas de distanciamiento social y el uso de barbijos en Argentina hasta tener la protección de rebaño”. Orduna precisó a Infobae, “pensábamos tener más vacunas que las que hemos recibido. En abril podrían venir más vacunas prometidas y potenciales nuevos convenios. También que haya nuevas factorías para vacunas a los de mayor riesgo y al personal esencial”, sostuvo el infectólogo. Según el doctor López, una de las razones de la demora del plan de vacunación fue que “Rusia nunca cumplió con lo acordado en la entrega de vacunas. Se hizo en cuentagotas y el cronograma se corrió para adelante. Todo hizo que se atrasara la distribución de dosis por el país”. Como una de las soluciones para tener más vacunas antes del invierno, el infectólogo consideró que el Gobierno debería “buscar alternativas de más laboratorios que puedan vender y entregar más dosis cuanto antes. También existe la posibilidad de usar una sola dosis en algunas vacunas, que daría una mayor ventaja para proteger a la población más rápido o aumentar el intervalo entre las dosis”. El Gobierno de Argentina había prometido que se iban a recibir y aplicar más de 50 millones de dosis de vacunas contra COVID-19. Sin embargo, el proceso se demoró y hasta el día de hoy solo llegaron y se distribuyeron 4.050.540 dosis. “En Argentina tuvimos y tenemos mucho retraso en la recepción de vacunas, lo que implica un problema para actualizar la vacunación de los grupos más de riesgo. Hay que acelerar el proceso de distribución y aplicación de vacunas ya”, consideró el doctor Ricardo Teijeiro, infectólogo y ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). “Tenemos un país sumamente capacitado para lograr una muy buena vacunación y vemos que hay cosas que no se están siguiendo como corresponde”, opinó Teijeiro. Según el SAGE (Grupo de Expertos en Asesoramiento Estratégico sobre Inmunización, según la sigla en inglés), que es el principal grupo asesor para la OMS en materia de vacunas e inmunización, los planes nacionales debían empezar por los trabajadores de salud, y seguir con los mayores de 60, y menores de 60 con co-morbilidades, después los docentes. Pero en Argentina, no se siguió esa recomendación por la falta de vacunas. En algunas jurisdicciones empezaron a vacunar a docentes menores de 60 porque se recibió la vacuna de Sinopharm de China que aún no está autorizada para personas mayores. De la vacuna de Sinopharm se aguardan la semana próxima 3 millones de dosis nuevas. También los testeos para diagnosticar al COVID se han reducido levemente durante la última semana, y se advierte la necesidad de que se hagan más y se rastree a los contactos estrechos para evitar más contagios. “El coronavirus es un virus pandémico. Habrá un rebrote en otoño y falta el cumplimiento de protocolos por parte de la gente. Un factor clave será también reforzar el rastreo de los contactos estrechos, porque reduce los contagios”, señaló la doctora Angela Gentile, infectóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría. “Se necesita una identificación estricta de los casos de viajeros del exterior y aumentar la presencia en territorio para identificar los contactos estrechos y para que se cumpla el aislamiento durante los próximos meses”, agregó Gentile. A Flourish chart “Hay un punto importante para considerar que cuantas más personas se infectan, el virus varía más. Es lo que está pasando en Brasil. Con más variantes, hay más contagios. Por lo cual, tanto la población general como los grupos de riesgo deberían seguir cuidándose mientras las vacunas lleguen. Estamos en pandemia. No pasó aún”, remarcó la viróloga del Conicet Alejandra Cappozzo en diálogo con Infobae. Se necesitan más dosis de vacunas, más tests y rastreo de contactos señalan los expertos para responder mejor a la segunda ola de Covid Foto NA: MINDEF Según pudo confirmar Infobae, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, mantuvo una reunión virtual con el Ministro para el Despliegue de Vacunas contra el COVID-19 de Reino Unido, Nadhim Zahawi, para analizar la posibilidad de cambiar el esquema de vacunación ante la escasez de dosis. Durante el encuentro, el funcionario inglés indicó que la primera dosis de vacunas redujo las hospitalizaciones y muertes en un 90 por ciento en ese país, motivo por el cual se priorizó vacunar a la mayor cantidad de personas posible. En Reino Unido, sólo el 3 por ciento de la población total ha sido vacunada por completo. Mientras se esperan más dosis de vacunas en el país, la titular de la cartera de Salud de Nación tiene sobre la mesa analizar junto a su equipo la posibilidad de modificar la estrategia de inmunización. En Inglaterra, han inoculado a 27 millones de personas con la primera dosis de las vacunas de Pfizer/BioNTech y AstraZeneca/Oxford. Con esta estrategia, ya observaron resultados significativos en la disminución de las internaciones, los casos severos, el contagio y la mortalidad, incluso en mayores de 80 años. Los gráficos fueron realizados y actualizados con información de la Unidad de Datos de Infobae.